¿Ser Chef está de Moda?...

Tradicionalmente las carreras en el servicio de alimentos eran consideradas de baja categoría, nadie quería ser cocinero, panadero o pastelero. Desde hace algunos años la presencia en las televisoras de concursos y programas de cocina, y el creciente interés de la gente en una alimentación más saludable y el deseo de saber qué está comiendo y cómo ha sido preparado, ha llevado a que ¡por fin!... el cocinero, panadero y pastelero sean reconocidos en la sociedad.


Es gratificante ver y oír niños que ya no dicen querer ser policías, bomberos, doctores o astronautas sino cocineros, con la emoción como si dijera que quiere ser estrella de cine, y en cierta forma así es en la actualidad, ser Chef es ser una celebridad. Cientos de restaurantes se abren cada día, muchos estilos de alimentación son propuestos y cadenas internacionales de alimentos se hacen cada vez más grandes. Una carrera realmente productiva, lucrativa y que marca una tendencia mundial. Lo que hace que muchos, niños y adultos, quieran estudiar cocina, panadería o pastelería. Sin embargo, aunque muchos quieren estudiar estas carreras, muy poco se conoce de la preparación, sacrificios y estrés en el que puede vivir un cocinero.


Primero hay que entender, que la palabra Chef significa Jefe y nadie estudia para Jefe de nada. Solo la dedicación, la pasión, el estudio y la constancia es lo que le permite a cualquier profesional destacarse entre sus iguales y llegar a ser el Jefe de alguna división. Siempre se empieza por el estrato más bajo y se van subiendo peldaños con el trabajo bien hecho y el esfuerzo diario. Se estudia para Cocinero, Panadero o Pastelero y los estudios no son cortos, muchas horas de lectura para conocer los ingredientes, las técnicas, los utensilios que se usan para cada cosa, otras tantas horas de pie cocinando, amasando y horneando, disciplinándose en el orden y la limpieza, y el tiempo libre pensando en nuevas maneras de hacer las cosas, nuevos ingredientes a usar, interesantes combinaciones a innovar y lograr que nuestras familias entiendan que cuando es hora de disfrutar y reír, el cocinero está trabajando.

No implica que todo sea terrible y esclavizante, cada vez que se sirve una comida y el comensal devuelve una sonrisa y un ¡qué rico! y no deja nada en el plato... da el sentimiento de sentirse científico y artista al mismo tiempo, el corazón se hincha de felicidad y satisfacción y es ese comentario el que da la fuerza para empezar y terminar un largo día de trabajo.


Las Academias de Cocina se encuentran congestionadas de personas que están cada vez más entusiasmadas con este apasionante mundo, el campo de trabajo se hace cada vez más grande y nuevas academias nacen, algunas con filosofía y ética, otras de la nada con el objetivo principal del signo monetario.

Un profesional de la cocina debe ser conocedor de las características de todos los ingredientes a utilizar, los utensilios que le servirán para la preparación de dichos ingredientes, las técnicas de corte, cocción y presentación, debe desarrollar habilidades manuales, cognitivas, creatividad, rapidez, eficiencia, sentido estético, pensamiento rápido y de resolución de problemas, pedagogía, sin olvidar la responsabilidad, la puntualidad, el trabajo en equipo y el liderazgo, vital en la dirección de una cocina como Chef. Por supuesto, también debe conocer de la organización de una cocina, el manejo de inventarios, contabilidad y costos, además de mercadeo, porque debe aprender no solo a vender comida o una marca, también debe saber como venderse como profesional y muchas más que irá desplegando según el área en el que se desarrolle.

Ser Chef no es una moda, y mucho menos pasajera, es la esencia de lo que somos, porque somos lo que comemos. Como ven no es un trabajo sencillo, pero sí desafiante, lleno de retos de todo tipo, que lo llevará hasta dónde quiera llegar. Una carrera donde el cielo es el límite.

Margéliz Ramírez

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